Monday, February 18, 2008

Julio, el Cronopio y el Baile




Sucedió que un fama bailaba tregua y bailaba catala delante de un almacén lleno de cronopios y esperanzas. Las más irritadas eran las esperanzas porque buscan siempre que los famas no bailen tregua ni catala sino espera, que es el baile que conocen los cronopios y las esperanzas. Los famas se sitúan a propósito delante de los almacenes, y esta vez el fama bailaba tregua y bailaba catala para molestar a las esperanzas. Una de las esperanzas dejó en el suelo su pez de flauta -pues las esperanzas, como el Rey del Mar, están siempre asistidas de peces de flauta- y salió a imprecar al fama, diciéndole asi: -Fama, no bailes tregua ni catala delante de este almacén. El fama seguía bailando y se reía. La esperanza llamó a otras esperanzas, y los cronopios formaron corro para ver lo que pasaría. -Fama -dijeron las esperanzas-. No bailes tregua ni catala delante de este almacén. Pero el fama bailaba y se reía, para menoscabar a las esperanzas. Entonces las esperanzas se arrojaron sobre el fama y lo lastimaron. Lo dejaron caído al lado de un palenque, y el fama se quejaba, envuelto en su sangre y su tristeza. Los cronopios vinieron furtivamente, esos objetos verdes y húmedos. Rodearon al fama y lo compadecían diciéndole así: -Cronopio cronopio cronopio. Y el fama comprendía, y su soledad era menos amarga




Costumbres de los Famas, Historias de Cronopios y Famas, Julio Cortázar

Monday, February 11, 2008

Refresco de uva


Llegó como llega el otoño, sin permiso y con el paso pausado de los años que ha sido otoño. No esperó a que lo esperaran... no causó daño ni ventarrones que destruyen casas, no se compadeció de los que, sentados, estrellábamos el cielo más hermoso con nuestros ojos. Simplemente apareció. Tomó un cojín de una de las sillas, y lentamente, como en un ritual ya conocido, saltó la barda y puso sus pies arriba del abismo...Dejé de mirar el cielo y mis ojos dolían de bello. Fue entonces que lo ví realmente... sus arrugas le inundaban el cuerpo de vida, de vidas que contar... del costal detrás sacó un refresco de uva, lo abrío con sus manos, bebió lentamente y sin parar el dulce sabor de la tarde, no paró de mirar el cielo frente a él... yo lo ví, yo estuve ahí, yo estuve con él, yo estuve...