Monday, June 29, 2009

Minificciones tres: Del ABC o el arte de tropezar con otro

Arriba

-¿Me aceptas a tu lado?-
-¿Vienes solo?-
-Sí me escapé de la oficina. Me gusta venir aquí cuando me voy de pinta-
Ella sonrió como sonríen las niñas que se sienten acompañadas en las travesuras de niñas y que este narrador desconoce
Sentados uno al lado del otro esperan a que comience el ritual.
-Tú vienes seguido aquí?-
-Es la primera vez que vengo-, dice ella con una suerte de complicidad. – Durante mucho tiempo escuché lo tonto que puede ser esto-
-Lo es- dice él.
Sonríen.

Se escucha un seco estrépito que recuerda al metal. Al mismo tiempo los tubos transversales caen frente al pecho de los que ahí esperan sentados. El movimiento comienza a reinar. Sus manos van directamente al tubo que yace enfrente, tibio por el sol de mediodía. La cuesta arriba ayuda a mirar el cielo. Dos nubes aparecen de frente. Es como si esperaran al carrito que, cuesta arriba, camina lentamente por los rieles de madera. Abajo quedan las avenidas, el trabajo, el martes.

Ella se acomoda la falda debajo de sus piernas. Él desabrocha el botón de su camisa custodiada por una corbata de rayas. Cuesta arriba se miran por un instante y luego se pierden a través de las nubes que los esperan arriba entre ese azul diáfano

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